Soy originaria de la Ciudad de México, pero nunca me había tomado el tiempo para experimentarla desde el sentir de un viajero, así que decidí hacerlo despertando en la ciudad de los palacios. Abro los ojos, me despierta el trajín matutino, observo por la ventana y a los pies de los antiguos edificios barrocos comienza el día a día de sus habitantes todos a ritmo acelerado acuden a sus labores mientras yo me preparo para iniciar el recorrido por sus calles y “Barrios históricos” de este hermosa Ciudad y aquí comenzamos. La primera parada es la Colonia Roma, la cultura y el arte son los principales atractivos de esta zona , fuente de inspiración para artistas, escritores, arquitectos, músicos y cineastas. La belleza de su arquitectura y su estilo neocolonial es toda una experiencia para mis ojos, dentro de sus antiguas casonas encuentro galerías de arte, librerías, museos, cafeterías y hoteles Boutique, donde siempre te despertaran con un menú de desayuno mexicano que no podrás decirle no. Nunca había apreciado con detenimiento Las Cibeles, una réplica exacta de la original en Madrid, ¡es hermosa! Mi camino es tan ameno que sin darme cuenta ya estoy en la Colonia Condesa sus calles arboladas albergan mansiones de estilo art deco, en su parque observo una fusión multicultural que brinda una personalidad única a esta colonia, su oferta gastronómica es para todo el mundo puedes encontrar elegantes cafés, restaurantes vintage, bistros y gourmet ,fast food, taquerías de barrio y veganos, la acera es una pasarela urbana en donde las tendencias de moda son portadas por quienes transitan sus calles. Tomo una ecobici y voy con rumbo al Bosque de Chapultepec, el parque urbano que brinda un espacio de paz en medio del caos diario de la ciudad, hago una pausa, me siento a descansar a la orilla del lago y contemplo el hermoso Castillo que sobresale majestuoso entre el verde de su entorno, aquí lo que falta es tiempo para poder visitar el Museo de Antropología e Historia, el Museo Rufino Tamayo, el Museo de Arte Moderno, el Museo Nacional de Historia, el Museo del Caracol y el Museo de Sitio, un guía turístico me comenta que existen más de 150 museos en toda la ciudad, creo que recorrerlos todos será una experiencia que tendré que vivir pronto. La Ciudad brinda diferentes opciones para la movilidad, bicicletas, bicitaxis, taxi, Metrobús y metro, en este último te aseguro que encontrarás un sinfín de personalidades viajando, vendedores ofreciendo cosas útiles, jóvenes que hacen música y letras, tribus urbanas, gente que viene y va recorriendo la ciudad por sus venas subterráneas. Yo me decidí por el taxi, me lleva a la Alameda Central. Camino entre la Alameda y a mi paso encuentro fuentes y monumentos históricos, la gente caminando a prisa quizá van tarde a su cita o buscan llegar a casa. De pronto frente a mis ojos el Palacio de Bellas Artes remata como perla e ilumina con el blanco de su mármol el paisaje urbano, en contra esquina la torre latinoamericana se levanta al cielo siendo testigo de la historia moderna. La calle de Madero antiguamente llamada calle de plateros, me da la bienvenida al México colonial, palacios barrocos con fachadas exquisitamente decoradas me acompañan en el camino a lo que será el fin de mi recorrido, ante mis ojos se presenta el Zócalo Capitalino, ese zócalo testigo de nuestro pasado prehispánico, novohispano y moderno. Me detengo a contemplar el cuadro, la luz parda de la tarde le da un matiz de nostalgia al ambiente. El día ha terminado, la emoción que siento es de orgullo, de pertenencia, de amor a mi bella CDMX… Te invito a que tú también despiertes en la Ciudad de México.